DESPUES DE MISA |
Una vez más me has querido cerca de tu altar,
sirviéndote a ti y a los hermanos.
Gracias por tu Palabra, que me enseña
todo lo que has hecho y haces constantemente por mí;
gracias por el sacerdote, imagen tuya,
que eres el buen Pastor de todo el rebaño;
gracias por la comunidad de los hermanos,
que me ayudan a comprender que soy miembro de la Iglesia;
que una vez más nos has dado por amor.
Ayúdame, ahora,
al volver a mi casa y a mis obligaciones de cada día,
a ser buen cristiano.
Que sepa reconocer en cada persona a mi hermano,
que espera ser amado de todo corazón.
Así no me apartaré nunca de tu lado,
aquí en la iglesia y también fuera de ella.
Madre de Dios y madre mía,
intercede para que en todo lo que diga, haga o piense,
tu Hijo y Señor nuestro sea glorificado.
Amén.
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